Guía
Práctica para vivir los Valores
Con 4 sencillos pasos,
integra los valores a tu vida y vívelos cada día.
Paso 1.
Conocer su Importancia
Una sociedad basada en
individuos con valores es la llave para una convivencia más sana. Los valores
van mucho más allá de cumplir el reglamento de tránsito, van a la raíz de las
cosas. Por ejemplo, el reglamento dice que no puedes pasar una luz roja en
el semáforo (bastante
elemental para no matarse), sin embargo no dice que en un atasco de tráfico el
cederle el paso a una persona es algo amable, que hace que todos estemos más
contentos y que incluso puede ahorrarnos un percance.
Lo mismo ocurre en
otros ámbitos de la vida. La ley establece
una pena por el homicidio, pero no
nos dice que tratar con educación a los demás nos ayuda a convivir aún mejor.
Para vivir los
valores, lo primero es estar conciente de que son vitales, y que son lo que
puede cambiar verdaderamente a una persona, una familia o una nación.
Paso 2.
Analizar mi conjunto de Valores
Una vez que se ha
aceptado la importancia de vivir los valores, hay que analizar claramente qué
valores son la base de tu vida. Aquí podríamos establecer dos clases: los que
ya tienes, y los que quieres construir. Meditar detenidamente en cuáles son
aquellos principios, normas y comportamientos que son fundamentales para ser
mejor, para vivir mejor. ¿Cuáles te enseñaron en casa? ¿Cuáles has ido
aprendiendo con la vida? ¿Cuáles sabes que existen, pero no los vives mucho?
¿Cuáles son los que te gustaría tener? ¿Necesitas investigar más sobre ellos?
Paso 3. El
examen diario
Si realmente quieres
vivir los valores, durante una parte del día (puede ser en la tarde o noche -si
es en la noche, asegúrate de no estar demasiado cansado-) date 10 minutos para
reflexionar. Debes pensar en cómo te ha ido en el día, si estás cumpliendo tu
meta (o metas) diarias, qué te falta por hacer y qué has hecho. Este examen es
vital, si no lo haces, todo el sistema para vivir los valores va a irse perdiendo hasta que te olvides de él.
El examen te permite dos cosas: analizar de manera realista y rápida cómo están
resultándote las cosas, y propósitos concretos para hacer algo y vivir tus
valores.
Mes con mes, revisa
tus valores, revisa lo que has aprendido, piensa cómo te ha ido en tu día a
día. ¿Mejoras? ¿Empeoras? ¿Ha habido un gran avance? Lo fundamental en este
sistema es la constancia. Si ahora mismo haces tu plan maestro y
estableces tus prioridades pero no las vives, no haces el examen y no sigues
tus propósitos concretos, entonces en quince días te habrás olvidado de todo.
Si realmente quieres
vivir los valores, debes hacerte el propósito. Esta guía está hecha de tal
manera que te permite analizar y plantear metas de manera ordenada, y pequeñas
acciones para lograrlas. Es mejor hacer una acción pequeña
todos los días, que grandes acciones muy de vez en cuando.
Tu guía es algo
personal, sin embargo no dudes en compartirla con otros amigos, y especialmente
que alguien de confianza te ayude a establecer qué valores te vendrían bien,
porque a veces uno pierde la perspectiva de sí mismo o hay defectos que uno
simplemente no ve.
4.1-Para
reflexionar:
El papel que juega el amor en los
valores. Solo hay una cosa más difícil que hablar del amor y es
hablar brevemente sobre él. Todos intuimos la necesidad del amor en nuestras
vidas en todas sus manifestaciones: amor a Dios, a los padres, a los hijos, a
la pareja. Podemos tener graves dificultades para describirlo y aún mayores
para entenderlo, pero todos percibimos cuánto lo necesitamos. Y precisamente por
eso es un valor, porque sin él nuestra vida pierde todo su sentido. Amar y ser
amado es uno de los grandes sueños de todo ser humano.
Para reflexionar:
En una escuela de enseñanza primaria, una maestra se dio cuenta de la vanidad que
había en las actitudes de sus alumnos. Valiéndose de una situación fantástica,
sugirió al grupo lo divertido que sería crear una ciudad imaginaria. Cada
alumno podría desempeñar el trabajo que quisiera. Llevando cuenta de las elecciones hechas
por los chicos, el grupo descubrió que tenían varios doctores, abogados e
ingenieros. Hubo un individualista que aspiraba a ser vago. A continuación,
preguntó al grupo si una ciudad así podría sobrevivir. Entonces se puso de
manifiesto la necesidad de agricultores, fabricantes de herramientas, de personas dedicadas a la limpieza de las calles,
etcétera. En la discusión que siguió, los chicos se dieron cuenta, por primera
vez, no sólo de la importancia que tiene toda ocupación en nuestra sociedad,
sino también de las medidas que estaban usando para determinar el valor de una
ocupación o de una persona. Los distintos valores de nuestra sociedad que dan
importancia a la recompensa monetaria, a la categoría, al servicio social, etcétera, emergieron del inconsciente al interés consciente de todos los miembros del grupo.
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